Desde hace tiempo parece que se ha creado una necesidad de etiquetarlo todo, sobrediagnosticar, tachar a los ex de narcisistas… etc.
Es muy fácil jugar a ser psicólogos o psiquiatras e ir diagnosticando a los demás según nuestra propia experiencia, a conveniencia. Así, podemos dar sentido a lo que nos pasa quitando nuestra propia responsabilidad en el asunto y concluyendo que fulatino es que era tóxico o menganita era una vitamina para mí, sin más.
Pues bien, la realidad es que las personas no somos nada de eso, sí que es cierto que podemos tener comportamientos tóxicos, tener algunos rasgos narcisistas o poseer cualidades que les parezcan vitaminas a otras personas, pero somos mucho más que esos comportamientos. Cada uno tenemos nuestra propia vivencia y nuestras conductas vienen condicionadas por ellas, en ocasiones seremos nocivos para otras personas, en cambio, en otras situaciones o con otros, podemos representar lo contrario, todo eso dentro de un mismo ser humano. Cada persona es diferente y única, no la podemos reducir a una etiqueta o colocarle un diagnóstico que me he encontrado en una publicación de Instagram “porque coincide en todo lo que pone”.
Sería un error quedarnos con el argumento simplista de que alguien es bueno o malo para mí, plantarle una etiqueta y obviar que hay una persona detrás. Qué fácil es hacer esto cuando algo no va bien y poder responsabilizar a los demás sin mirarme dentro de mí lo más mínimo ¿no? Ese parece que no es el camino.
Resulta que hablamos de tu vida, y quizás y por encima de todo, debes poner el foco en lo que haces con ella, incluido lo que permites que te hagan. Como decía Fritz Perls «detrás de toda queja existe un no asumir la propia responsabilidad». A veces asumimos un rol de víctima en el que encontramos algún tipo de comodidad, pero lo cierto es que somos parte muy activa de todo lo que nos pasa.
A mí personalmente me da pereza y cierta rabia leer o escuchar argumentos de este tipo por parte de profesionales que además tienen miles de seguidores y van a tener impacto en sus opiniones y su forma de pensar. Me parece como mínimo poco responsable por su parte. No nos aporta nada clasificar a las personas en Tóxicos, Vitaminas o Narcisistas…
Esta corriente corresponde a una forma de vivir muy superficial, donde no nos esforzamos demasiado por saber qué hay detrás de cada persona y cómo son en realidad. Nos convertimos en jueces del bien y del mal, sacamos nuestras propias conclusiones simples y sesgadas.
Las personas reales tienen matices, tienen miedos, tienen complejos, cometen errores, tienen patrones de conducta que hacen daño… pero no son “esto” o “aquello”, son solo personas. En lugar de centrarnos en etiquetarlas de forma ridícula podríamos intentar atender y comprender esas conductas, mostrar empatía, compasión. Y si no me interesa tener a alguien en mi vida puedo decidir que no esté, así de fácil. En definitiva, mirar un poco más allá de la capa más superficial de una persona es una forma de “humanizarnos” en una sociedad cada vez más deshumanizada.
