El Precio del Ritmo Frenético en Nuestra Sociedad, es Nuestra Salud Mental

Cuando realizamos reivindicaciones para la mejora de la salud mental, siempre incluimos aumentar el número de profesionales de los servicios públicos, que se disponga de psicólogos en atención primaria, etc.

Sin duda, estas medidas son muy necesarias, y aliviarían unos servicios de salud mental colapsados, donde los tiempos de espera son una losa en la espalda de quien necesita atención especializada.

Pero además de esta precaria situación, observamos que el problema es más global, es algo estructural que tenemos instalado en nuestra sociedad. El ritmo de vida frenético y competitivo que muchos de nosotros llevamos hoy en día puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental.

Cuando alguien cuenta lo que le pasa en la consulta de salud mental, en ocasiones encontramos que el malestar viene de unas condiciones precarias en el trabajo, relaciones competitivas y poco afectivas, no encontrar una vivienda digna a un precio razonable, etc.

 

Parece entendible, por ejemplo, que una persona adulta que no pueda abandonar el domicilio de sus padres sienta frustración y malestar. Sin embargo, parece que la única opción a veces es recetar pastillas “mágicas”, no para solucionar el problema, pero al menos vivirlo con menos sufrimiento, anestesiando el síntoma, pero sin resolver nada.

Este estilo de vida, caracterizado por largas jornadas laborales, la presión constante por alcanzar metas y la falta de tiempo para el descanso y el ocio, puede llevarnos a un estado de estrés crónico.

 

¿No habría entonces que empezar por aquí?

Este estrés crónico es una respuesta del cuerpo a la presión constante y puede manifestarse de diversas formas, como ansiedad, insomnio, irritabilidad y, en casos más graves, depresión. Vivir en un estado de alerta constante agota nuestros recursos emocionales y físicos, dejándonos vulnerables a problemas de salud mental.

Además, la competencia constante puede hacernos sentir que nunca somos lo suficientemente buenos, lo que puede afectar nuestra autoestima y generar sentimientos de desesperanza. La falta de tiempo para actividades recreativas y para conectar con nuestros seres queridos también puede llevarnos a sentirnos aislados y solos.

Por supuesto, el ritmo de vida frenético y competitivo también puede tener un impacto significativo en la salud de la pareja. Este estilo de vida puede generar tensiones y conflictos que afectan la relación de diversas maneras.

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La presión laboral y las largas jornadas pueden reducir el tiempo que las parejas pasan juntas, lo que puede llevar a una desconexión emocional.

Hay menos espacios para compartir actividades y conversaciones significativas, y esto puede favorecer a que las parejas se sientan distantes.

Por otra parte, cuando ambos miembros de la pareja están agotados y estresados, es más probable que surjan conflictos y malentendidos.

Y, en cuanto a la conexión íntima, el agotamiento físico y emocional puede afectar la intimidad en la relación.

La falta de energía y el estrés frecuentemente disminuyen el deseo y la capacidad de mantener una vida sexual satisfactoria, lo que puede generar más tensiones en la pareja.

En definitiva, ya estés en pareja o no, en esta sociedad de la presión y la competitividad, es fundamental encontrar momentos para desconectar del trabajo y dedicarse tiempo, aunque a veces es más que complicado conseguirlo.

Y, por supuesto, buscar apoyo profesional si es necesario, hacerlo es un paso importante para mantener una vida saludable en medio de un ritmo de vida tan agitado y exigente.

Imagen de Laura Riquelme

Laura Riquelme

Psicóloga General Sanitaria especialista en terapia individual y de pareja, certificada en Terapia Focalizada en Emociones. Acompaño a personas como tú, que están pasando por un mal momento, que sienten un malestar que no desaparece mediante un enfoque terapéutico integrador y personalizado. Transforma tu vida, descubre quién eres o quién quieres ser y resuelve los conflictos que no te permiten construir el futuro que deseas.

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Psicóloga General Sanitaria especialista en terapia individual y de pareja, certificada en Terapia Focalizada en Emociones. Acompaño a personas como tú, que están pasando por un mal momento, que sienten un malestar que no desaparece mediante un enfoque terapéutico integrador y personalizado. Transforma tu vida, descubre quién eres o quién quieres ser y resuelve los conflictos que no te permiten construir el futuro que deseas.

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